Entrevista a Mariano Saluzzio: proyecto «Gestión de Agroecosistemas para la adaptación al cambio climático»

De todas las formas hidrográficas que moldean nuestro suelo entrerriano, hubo una -un arroyo- que se convirtió en el punto de referencia que atravesó el Atlántico. 

Desde Sudáfrica, y usando el inglés como idioma común, hubo que delimitar la cuenca más allá de los fríos números de las coordenadas. Describir para los presentes algo que los entrerrianos conocemos tan bien que no precisamos imaginar: ¿Que es un arroyo? Apenas un camino moldeado por el afán del agua. Un sistema hídrico que -en este caso- está ubicado en las cercanías de Crespo, Racedo y Libertador San Martín, localidades de Entre Ríos, una provincia Argentina. El país del sur más sur de América del Sur.  

En la voz de Mariano Saluzzio, el trabajo de sistematización realizado en la cuenca del arroyo Gómez, se presentó en el marco de la Semana del Clima 2025 y la Segunda Cumbre Climática de África. Invitado por la ONU, el titular de la cátedra de Conservación de Suelos viajó a Ciudad del Cabo como representante del proyecto NID 828: “Gestión de Agroecosistemas para la adaptación al cambio climático”

La iniciativa fue presentada por la Fundación Proiectum “Marcelo Macrillanti” de la ciudad de Crespo. En 2023, el proyecto fue seleccionado entre más de 400 de todo el mundo y quedó entre los 22 trabajos financiados por el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).  Ahora que el proyecto se encuentra en la etapa de cierre y finalización, Mariano Saluzzio viajó a la capital de Sudáfrica a contar los resultados obtenidos en la jornada realizada los días 9 y 10 de septiembre.  

“En lo personal fue una experiencia muy buena. Estoy acostumbrado a ir a jornadas de suelo, agricultura o ganadería, en ese orden. Pero en esta oportunidad, me tocó contar sobre nuestros suelos a la par que representantes de Kenia mostraban cómo los minifundistas tuvieron que cambiar la alimentación de las cabras, o la gente de Bangladesh contaba cómo desarrollaron un sistema sencillo de potabilización del agua, ya que debido al cambio climático su agua ya no es potable”, contó Mariano.

Las propuestas fueron increíblemente diversas: en la India, comunidades que viven junto al río Ganges han logrado potenciar su producción a partir de la hidroponía, o en como en Guatemala se reimplantan arrecifes en el Golfo de Méjico, que se van perdiendo por el aumento de la temperatura del agua y las tormentas. Pero todos los proyectos tenían un hilo conductor: fueron apoyados por tratarse de trabajos que fomentan la sustentabilidad ambiental mediante la adaptación al cambio climático. 

El objetivo de Naciones Unidas para el desarrollo, es que todas las experiencias puedan replicarse. 

“En nuestro caso particular, se trata de fomentar la conservación de suelo a nivel de cuenca. Y por suerte ya hay municipios y grupos de productores interesados en realizar estas prácticas”, señaló el docente. 

¿De qué trata el proyecto NID 828?

Es un trabajo inter-institucional y multidisciplinario sobre la cuenca del arroyo Gómez para frenar la pérdida de agua y suelo por erosión hídrica mediante la implementación de terrazas y la sistematización a nivel de cuenca. Buscando también, que llegue menos escurrimiento a los caminos vecinales.

Actualmente, la zona sufre una pérdida del suelo fértil mayor a la tolerancia admisible para un uso sustentable, situación que se agrava en los años de excesos hídricos y  la deja vulnerable debido al cambio climático. 

El trabajo consistió en el diseño y ejecución de prácticas conservacionistas en las 7.680 hectáreas de la cuenca del arroyo. Lo novedoso es que por primera vez se trabajó a nivel de cuenca con el refuerzo de las comunidades involucradas tanto en el espacio rural como urbano. 

14 instituciones participan de este proyecto que se encuentra en su etapa final: La Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER, la Facultad de Agronomía de la UBA, el INTA Paraná, la Fundación Proiectum, el Impact.ar 84, la microrregión Crespo y Aldeas Aledañas, las municipalidades de Crespo, Racedo y Villa Libertador San Martín, La Agrícola Regional Coop. Ltda., Bolsa de Cereales de Entre Ríos, las Secretarías de Agricultura, Ganadería y Pesca y Ciencia y Tecnología del Gobierno de Entre Ríos y Vialidad Nacional. 

A ellas, se sumaron cerca de 50 productores privados o propietarios de inmuebles rurales que se involucraron y capacitaron para afrontar este desafío, los cuales se verán beneficiados no sólo por las prácticas de adaptación al cambio climático sino también por los beneficios impositivos que prevé la Ley Provincial de Suelos 8.318.

¿Cuáles son esas prácticas?

“Los beneficios de la sistematización mediante la realización de terrazas y canales colectores es un trabajo que se viene realizando y estudiando desde los años 80. En aquel entonces, se trabajaba a nivel de lote”, explicó el docente.  

Estas prácticas, más aún realizadas a nivel cuenca, disminuyen el escurrimiento superficial incrementando la infiltración de agua en el suelo, lo que redunda en un aumento en el rendimiento de los cultivos,  además de disminuir inundaciones y crecidas de los arroyos circundantes.  

Durante el proyecto NID 828 y con el objetivo de socializar los beneficios de la sistematización, los integrantes realizaron material gráfico explicándolo en tres puntos:

  • Disminución de la pérdida de suelo: Disminuyendo la erosión, se mantienen las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo. Además, permite retener los nutrientes que se acumulan en los primeros centímetros del suelo, evitando que sean arrastrados hacia los arroyos y manteniéndolos disponibles en el campo.
  • Aumento de la infiltración:  Al implementar estas prácticas se reduce la velocidad del agua de escurrimiento, favoreciendo la infiltración en el lote y aprovechando más agua para el cultivo.
  • Ordenamiento de excedentes hídricos: Al ordenar el escurrimiento con terrazas y canales colectores se disminuye la velocidad de salida de agua del lote, mejorando la conservación de los caminos rurales.

¿Cuáles son los aportes por y para la FCA-UNER?

 “Particularmente desde la FCA, el proyecto permitió a estudiantes avanzados de la carrera de Ingeniería Agronómica realizar prácticas a campo y tesis durante la ejecución del proyecto, además de propiciar la vinculación con los productores y promover el aprendizaje al utilizar nuevas tecnologías” 

“Desde la cátedra de Conservación de Suelos, apoyamos a nuestros estudiantes y técnicos a cargo de ejecutar el proyecto, primero en la proyección de terrazas y canales sobre el plano, atendiendo consultas y luego, haciendo revisiones, monitoreando y acompañando en todo el proceso de marcación y construcción de las obras”, finalizó Mariano Saluzzio.

SUSCRIBITE AL RESUMEN SEMANAL

Scroll al inicio
Ir al contenido